jueves, 20 de abril de 2023

SEQUIA Y SUBVENCION

- ¿Y te queda mucho de la cebada?

- La subvención.

En el bar de Tabas lo he oído muchas veces, perfecto que el Estado o el Gobierno Regional de turno subvencione y ayude a ciertas actividades; pero; y cuando se escribe un pero lo anterior ya no sirve para nada, pero, una cosa es apoyar en la mejora de las explotaciones, y otra, regar con dinero público la actividad para que el agricultor, generalmente a tiempo parcial y con medios obsoletos heredados gane dinero con una actividad deficitaria en las circunstancias de mercado actuales.

Sin entrar en la barbaridad de la “vendimia en verde” que paga por destruir producto, nos presentamos en un año hídrico complicado preludio de lo que probablemente nos espera en el futuro cercano.  Es hora de estudiar el pasado, analizar el presente y planificar el futuro.  O tal vez ya sea demasiado tarde pues ya no queda tiempo para adecuar todo un sector al nuevo escenario.

El objetivo primero y último de una ayuda económica gubernamental debiera ser mejorar el rendimiento, es, como en cualquier actividad económica, producir más con menos; cuando decimos menos, es menos de todo, menos recursos naturales, técnicos y humanos.  Si esto no se vigila y se exige que ese dinero sea para invertir en mejoras, nos encontramos con subvenciones simplemente por superficie a X euros por fanega, pues sucede lo que siempre ha sucedido, que el dinero en vez de dedicarlo a mejorar la explotación me lo gasto en cambiar de coche o comprar un par de lonjas a ver si las puedo alquilar en negro y sacar unas perrillas extras más fáciles que del campo.

Y que pasa con el bueno, el que con una visión de futuro ese dinero y parte de sus beneficios los ha invertido en mejorar la explotación, en este caso que nos preocupa del riego por goteo previendo que el agua es un recurso limitado y debemos optimizarlo todos.

¿Cuánto de cuántas subvenciones verdaderamente se han dedicado a mejorar regadíos?

La respuesta es sencilla, una mañana sacas la bicicleta, te das un paseo hasta Nalda o Lagunilla pasando por Villamediana y Ribafrecha por los caminos y vas contando cuantas plantaciones de frutales tienen un sistema de riego optimizado y cuántas riegan a manta consumiendo el 80% más de agua en evaporación innecesaria.  Y te contestas tú mismo.

¿Y qué sucede con el que se ha gastado el dinero de la subvención o del suyo propio en un riego automático, ecológico y sostenible?  Pues que como sus vecinos no lo han hecho, pagan justos por pecadores, tienen la misma disponibilidad de agua que los demás; inversión perdida.

Sabemos de donde venimos y sabemos dónde estamos, lo que no veo claro es el futuro, no veo capacidad ni en los dirigentes, ni en los afectados de buscar acuerdos y plantear soluciones que salven sus plantaciones.  Como comentaba anteriormente la mayoría son pequeños a tiempo parcial, no les pidas invertir un céntimo, sólo tienen una mano, la de coger, si vienen y me lo hacen, bien, sino no invertirán nada.

Si persiste la sequía, que parece lo más probable, pronto veremos y oiremos las quejas que como suele ser habitual se dirigirán hacia la clase política que siempre son el blanco fácil al que disparar en cuento llegan las adversidades, toda la culpa la echarán a la administración, y se irán a sus casas con la conciencia tranquila pensando que están luchando por defender los nobles intereses del sector, hoy; los años de atrás que “ganaban la subvención” ya se les ha olvidado.  Memoria frágil la que tenemos cuando queremos.

SENIOR RIOJANO

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