jueves, 16 de mayo de 2024

Viejo Rico, Joven Pobre

 

Esta semana leía en la prensa nacional: “Los mayores de 75 años disparan su riqueza mientras los jóvenes son un 25% más pobres”.  Probablemente no le inquiete a nadie y nos pueda parecer normal; pero os aseguro que no lo es, que tus hijos vayan a vivir mucho peor que tú debiera hacernos recapacitar y preguntarnos si lo hemos hecho bien o simplemente les estamos utilizando para mantener nuestro nivel de vida en la jubilación.

Nuestro sistema de pensiones es una estafa piramidal de libro, incluso la ley te impide montar un modelo de negocio de este tipo.  Todos sabemos que es insostenible mantenerlo en el tiempo a pesar de utilizar el comodín de que la inmigración y los ricos van a pagar esta vuelta, y nos van a hacer vivir como Reyes indefinidamente.  Si en la ESO existiese una asignatura llamada “economía básica”, en la que se explicase cómo funciona una economía doméstica, o empresarial, o nacional; pues seguramente la situación sería otra, pero no interesa un pueblo culto.  Los estafadores que no paran de inflar la burbuja confían su éxito en la ignorancia y pasotismo de los ciudadanos de a pie, haciéndolos dóciles y dependientes, recaudando cual sanguijuelas para posteriormente al más puro estilo Robin Wood repartir el botín entre los necesitados hasta hacerlos inútiles, improductivos, ignorantes, desilusionados hasta que su único medio de vida sea el reparto del botín que papá Estado hace regularmente.

Socialmente se desprecia a los padres que dilapidan sus bienes materiales y/o inmateriales en vicios, coches, caprichos y juergas, deleznable el que se endeuda a más años de los que va a vivir a sabiendas de que le será imposible devolver lo prestado en vida, y por lo tanto su aval para seguir consiguiendo dinero para gastar son sus hijos, ellos pagarán asumiendo toda la deuda generada gastada, no invertida en prosperar. Yo lo pido, yo me lo gasto y el que venga detrás que arree con la deuda.  Pues esta actitud tan mal vista socialmente es el tipo de política económica que tenemos en España.  Si eres jubilado, bien, mantendrás o incluso aumentarás tu nivel de vida, pero, ¿y si eres joven? ¿harás algo o te conformarás con estar enchufado a Matrix? ¿Pastilla roja o pastilla azul? ¿Te deslomarás para que los jubilados vivamos a todo confort mientras tú compartes piso, coche, novia y oficina?

No se deben pagar pensiones con deuda, no se debe gastar más de lo que tienes, no puedes consentir que tu hijo trabajando cobre la mitad que tú sin trabajar.  Que la situación actual es muy bonita para el que no trabaja, sí; que es insostenible, también.  Si tu aspiración es vivir del Estado bien vía paguita/subvención o siendo Funcionario es una posibilidad; si aspiras a ser tu jefe, a trabajar honradamente en una profesión que te guste; vete, haz la maleta, búscate las habichuelas en otro lado y regresa a la vejez a disfrutar de este Estado de Bienestar si es que todavía dura.

Entiendo a los que prefieren un perro a un hijo, hace unos años me hacían gracia, pero a ojos de 2024 creo que han acertado. Los hijos de otro pagarán su pensión y su Residencia de Ancianos.  Dicen los economistas que tener algo de dinero cuando te mueres es un error de cálculo; y estoy de acuerdo, pero lo de dejar a tus descendientes una deuda que no podrán pagar no es ni ético ni moral, como tampoco es que esta brillante juventud la asuma sin rechistar.  Estamos en manos de los jóvenes, pero ellos no lo saben, y siguen mirando hacia otro lado.

Dicho esto, a todos esos padres que han tenido hijos para inyectar al sistema con la esperanza rota de que vivirían mejor que ellos, ¿qué consejos les das a tus hijos?

SENIOR RIOJANO


jueves, 9 de mayo de 2024

La Calle es mía


Para un espectador de la actualidad desapasionado resulta entretenido leer todo lo que en redes se escribe sobre la distribución/asignación del espacio público compartido, ósea, nuestras calles.

Se agrupan en bandas organizadas y al estilo Manuel Fraga todos gritan: “La calle es mía”.

Está la banda de los bicicleteros con sus slóganes molones y su particular descubrimiento de la bici en el siglo XXI, los viandantes orgullosos de caminar con una florecilla entre los labios, los repartidores y taxistas reclamando vías motorizadas para llegar hasta cada portal, aparcar en doble fila unos minutos y salir pitando; los implacables conductores de coches que exigen poder desplazarse a razón de una persona por vehículo y aparcarlo donde les plazca; los papás redistribuyendo hijos por varios lugares, los turistas buscando itinerarios, los hosteleros reclamando más y más sitio para sus terrazas, los de las despedidas que se quieren emborrachar sin ser atropellados, los vecinos que quieren cerrar bares y calles prontito porque ellos viven ahí, policía, bomberos, ambulancias necesitan poder entrar rápidamente en todos los sitios sin obstáculos.  Cada loco con su tema.

Si escuchas a cada colectivo por separado, todos llevan razón, y cuando todos llevan razón es el principio del caos.  Es imposible satisfacer a todos, y todos lo saben pero ninguno cede en sus posturas, por el contrario cada vez se radicalizan más y comienzan a increpar al resto de grupos, la tormenta perfecta, el todos contra todos.

Lo que me resulta curioso es que en un momento u otro del día o de la semana todos pertenecemos a todos los colectivos.  Es decir, yo mismo puedo ir a trabajar por la mañana en coche, salir a comer en bici, llevar unos paquetes a mis primos a la vuelta de trabajar, dar un paseo con mi señora por la tarde, correr un poco y por la noche salir en patinete a tomar algo en una terraza con música antes de ir a dormir a las 22:00.  En un solo día he sido de todos los colectivos, ¿cuál tiene preferencia sobre los demás? ¿depende de la hora, o de las personas, o de donde viva yo? Mala solución.

Ahora ponte en el pellejo del gobernante (me da igual Pablo que Conrado, Conrado que Pablo), te sientas, escuchas a todos, contrastas con profesionales, lo compartes con tu equipo, comparas con otras ciudades, …. y tienes que tomar una decisión; pues querido lector, tú lo tendrás muy claro, pero yo sería incapaz de darle gusto a todos, todos los días a todas las horas, yo no se hacer magia y creo que Conrado o Pablo, tampoco.

Si al dos no se entienden porque uno no quiere le añadimos varias variables más y además radicalizadas, buscar puntos de encuentro se me antoja harto complicado.  Nadie es propietario ni usufructuario del espacio público en exclusiva, pero todos tenemos derecho a su uso y disfrute.  Dependiendo del momento me atrinchero en una postura hasta que me apetezca cambiarla.

Yo, lo tengo claro, no existe solución que satisfaga a todos y la solución menos mala pasa por ceder cada uno en sus posturas, que a día de hoy y con tantas elecciones de por medio nadie está por la labor de dar la más mínima razón al otro no sea que favorezca a no sé qué partido.  Así que por el momento sólo nos queda:

“Respetar a los demás como yo deseo ser respetado”

¿Complicado, verdad?

SENIOR RIOJANO