“Regar en el Iregua es como echar agua en una cesta de mimbre”,
esta frase dicha la semana pasada en una de las reuniones con todas las comunidades
de regantes resume a la perfección la situación que atraviesa el valle.
Los regantes ponen cara de pena y sorpresa como si no fuese
con ellos:
"¿La sequía? ¡no se podía saber! Y por supuesto mucho menos
prever, el agua es un derecho divino que tenemos los que nos dedicamos al campo
y podemos derrocharla y malgastarla a nuestro antojo. Por lo tanto exigimos al Gobierno su intervención
inmediata aflojando la cartera y dándonos dinero que compense nuestras
pérdidas."
La situación es de tebeo, las comunidades no se ponen de
acuerdo ni entre ellas, y como no hay acuerdo lo mejor es no hacer nada, es
decir que el reparto sea equitativo como hasta ahora, el agua que haya se
divide entre las distintas comunidades y cada una que la distribuya como
quiera. Pero es que dentro de cada comunidad
tampoco hay acuerdo, no se aclaran si priorizar cereal, frutales o viña, cada
propietario aboga por defender su cosecha sin mirar más allá de sus intereses
particulares, y evidentemente así no hay manera.
Pero ¡oh, sorpresa! En algo si están de acuerdo, en la tan
típica actitud española: “si me va mal a mí, a ti también”; si los agricultores
tenemos falta de agua que todos los demás también la tengan, restricciones a todos,
que para eso todos somos iguales.
Con el vino, las viñas y su nicho de negocio más de lo mismo,
la burbuja de ilusión en la que nos metieron, el dinero fácil produciendo cantidad y no calidad, el proyecto de enoregión, ese globo en el que nos han hecho subir
sin ningún realismo ni comparativa de dónde verdaderamente estamos a nivel global
empieza a deshincharse. Y cómo no, que
el gobierno nos pague por nuestra carita bonita destruir uva antes de vendimia
y sacar vino de las bodegas quemándolo. Salvo la
excepción de Isaac Muga que en una cata privada dijo: “estamos donde merecemos”, que después un diario digital lo publicó como entrevista cuando no lo era, pero detalles aparte,
el hecho es que lo dijo, que lo cree firmemente y yo añado que además es
verdad. Bien, pues salvo esta excepción, ni proyecto, ni culpa, ni plan de
futuro ni nada de nada; “Sra Presidenta afloje la pasta cuanto antes y déjenos
en paz” que además vascos y navarros ya lo están haciendo que son nuestro ejemplo de
gente honrada y competente, así que abrevie.
La fábula de Esopo de la hormiga y la cigarra ilustra a la
perfección la situación en estos y otros campos, estamos rodeados de vividores,
de trovadores que se pasan la vida cantando, bailando y cobrando ayudas que no
reinvierten; pero cuando vienen mal dadas se acuerdan de las hormiguitas que
han planificado y trabajado. Por supuesto
que las hormiguitas se negarían si pudiesen pues desde hace muchísimos años
advertían de los problemas del agua, de que era imprescindible su optimización,
se previno de la burbuja del vino de Rioja, cantidad, sin calidad y a
precio bajo, el reparto sin sentido de derechos de plantación a particulares torpes e inexpertos, la poca especialización
y tecnificación; de lo que somos realmente a nivel mundial. ¿Y qué han hecho los
de los frutales y las viñas? Pues la vida de la cigarra cantar y gastar en
caprichos fuera de las explotaciones dejando pasar el tren de la mejora y la
innovación. Y como buenas cigarras, echar todas las culpas a los demás puesto
que sus canciones eran muy del agrado del público.
Queridas hormiguitas, las cigarras os la han vuelto a jugar; con la necesaria complicidad de nuestros gobernantes esta vuelta la pagáis
vosotras.
Estar en plena pelea electoral tampoco ayuda mucho,
cualquier candidato a Presidir una Comunidad no puede hacer un mal gesto a
ningún colectivo, fijaros cómo estos gobernantes o aspirantes a gobernantes son
tan torpes que ya están prometiendo dinero en metálico y exenciones fiscales
sin ninguna contraprestación, me llama la atención sobremanera o bien la falta
de profesionalidad o el nivel de amaño que existe en estos repartos. No es normal que prometan no sé cuantos
cientos de miles de Euros por la sequía pero no sean capaces de exigir optimización
en el riego o una reestructuración de sector o un plan de viabilidad, no sé, algo, una simple promesa que me tranquilice:
“El Gobierno (vosotras, las hormiguitas) aportamos todo este dinero pero os comprometéis a modernizar el regadío porque así reduciremos el
consumo de agua en un 70% aproximadamente y aseguramos la supervivencia de todos los frutales de la cuenca del Iregua"
Pues nada de eso, una vez más el agricultor tiene sólo una
mano, tú dame el dinero y ya me lo iré gastando donde quiera.
¿Y en las viñas? El grito unánime es de venga ya la pasta
cuanto antes, pero ¿y la contrapartida? ¿a qué se compromete el sector del vino
para corregir la situación? Os lo
respondo yo: a nada.
Nos educaron para ser hormigas en un mundo que creíamos
justo con el trabajador esforzado; error, ese mundo y esa justicia no existe, las
cigarras y sus gobernantes robarán tu sudor para que juntas puedan seguir bailando y
cantando.
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