Como
casi todos los festivos en los que el Sol nos acompaña he salido a dar una
vuelta en moto, un par de cientos de kilómetros interrumpidos por una
miniparada con café en un pequeño pueblo de mi querida Rioja. Hemos subido por
la carretera de Soria hasta Piqueras, izquierda y vuelta por Arnedo, en este
lugar he recordado el artículo que nos dedicó la revista Interviú sobre sus
famosas casillas, muy bonitas por cierto, parecidas a las de la carretera de
Soria por las que pasamos esta mañana y nada que envidiar a las de Villamediana,
y como suele suceder he ido asociando ideas.
En
política existe una fina línea que separa el trabajo del decoro, la resolución
de los problemas con la persecución personal.
Hacer política es legislar buscando soluciones a los problemas de las
sociedad.
Que en La Rioja tenemos miles de casillas, chalets, casas, fincas o como les queramos llamar, fuera de ordenación no queda lugar a duda.
O sí.
Que en La Rioja tenemos miles de casillas, chalets, casas, fincas o como les queramos llamar, fuera de ordenación no queda lugar a duda.
Que
a Pedro Sanz se le juzgue, correcto, pero ¿cuáles son las propuestas políticas,
de leyes, para atajar el problema? Creo que ninguna, el objetivo es su persona.
Nos debiera inquietar esa forma de hacer
política, de enzarzarse en lucha sucia de guerrillas, en riñas barriobajeras de
bar; ¿esa es la estrategia, enfangar con asuntos menores y pasar de puntillas
por los peliagudos?
No
sé si intencionadamente o no, en esta sociedad bipolar políticamente o estás
conmigo o contra mí, eres azul o eres rojo; cada uno desde su bando se
atrinchera en posiciones muchas veces ilógicas que se defienden porque toca
defenderlas pero que ni compartimos ni las conocemos en profundidad ni nos
molestamos en forjar nuestra propia opinión.
Tener ideas propias tiene un peligro, estar equivocado.
¿Se
persigue al delito o a la persona? No
sé.
¿Queremos
solucionar un problema o buscar un culpable? No sé.
Senior Riojano
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