C'est fini, se acabó la Navidad, vuelta a la vida real. A la cuadrilla nos gusta despedir las vacaciones bajando a Logroño desde por la mañana en Las Gaunas hasta por la tarde en Gonzalo de Berceo viendo de cerca la llegada y la Cabalgata final de los Reyes Magos, de por medio comemos opíparamente y pateamos el centro comprando pequeñas cosillas como recuerdo de "una Navidad más".
El objetivo de todo padre es que tus hijos vivan mejor de lo que tú has vivido, dejarles un mundo un poquito mejor del que nos encontramos. Ver a todos los padres con caras de satisfacción más grandes si cabe que la de los niños me produce opiniones y sentimientos contrapuestos.
¿Hemos hecho bien nuestro trabajo como padres? ¿Tus hijos viven mejor que tú?
Todos estos niños que hoy han salido ilusionados son la última remesa que entrará a sustentar este sistema de estafa piramidal en el que estamos viviendo instalados. Cuando veo un crío veo un cotizante, alguien que antes de entrar al mundo laboral, y fiscal, ya debe bastante dinero al Estado, dinero que sus padres se están gastando alegremente, la deuda aumenta logarítmicamente y son esta generación de niños la que deberá pagar nuestros desmanes. No son conscientes, ni ellos ni nosotros, que los servicios que les estamos dejando son peores que los nuestros pero que su nivel impositivo, su contribución mediante impuestos al Estado es y será cada vez mayor. Que sus sueldos son muy inferiores a los nuestros y que los jubilados son mayoría y les deberán de mantener hasta que se mueran, cobrando menos y pagando más, claro. Si miramos los índices de violencia de género, delincuencia, droga, inseguridad, robos, delitos de odio, violaciones, agresiones sexuales, abandono escolar, tasa de natalidad y similares, pues resulta que están empeorando ostensiblemente año tras año, podemos decir que estamos consiguiendo el objetivo contrario al pretendido sin margen de error porque son datos no opiniones.
Me da igual la interpretación que los gobernantes hagan de los datos, tengo la mala costumbre de acudir al dato frío para hacer mis propias valoraciones y de paso abrir los ojos y mirar a mi alrededor, la estadística y las encuestas suelen decir lo que el que paga por hacerla quiere que diga. Hoy mismo publicaban una estadística de intención de voto a día de hoy, tiempo y dinero perdido, es sólo propaganda, hoy no hay elecciones por lo tanto no vale para nada. A lo que estamos, la estadística oficial puede decir que somos el motor de Europa, pero la realidad es otra, sólo hay que abrir los ojos y ver cómo vive la chavalería, cuándo se compran su primera vivienda y cuándo la segunda, o cada cuanto cambian de coche o cuánto ahorran/invierten cada año. Que sí, que tienen TV por cable y plataformas de películas y juegan online y viajan y hacen mucho el amor y tal y tal, pero a la hora de la verdad andan más tiesos que la mojama generalmente a la sombra de los progenitores que directa o indirectamente van soltando euros o tiempo para cuidar a los nietos que no les llega para que se los cuiden ni pueden dejar los trabajos que tienen.
Por todo esto, la subida generalizada de impuestos a 1 de Enero, y mucho más, el día de Reyes me produce un cierto regusto amargo de si no nos estaremos pasando con el engaño a la chavalería haciéndoles creer que han llegado a este mundo para disfrutar y no para ser metidos con calzador en el sistema como mano de obra barata que mantenga esta estafa hasta la siguiente generación. Ver al alcalde de la Capital o al Presidente de la Comunidad participando tan efusivamente, escribiendo sus cartas a SSMM de Oriente diciendo que se han portado muy bien y les piden más trenes, o las glosas o fondos europeos para seguir arreglando/desarreglando carriles-bici y calles, como buen Serrano me hace desconfiar de todo. En mi infancia, y por ende la de toda mi cuadrilla, por allí arriba los Reyes Magos no solían pasar y el año que lo hacían nos traían un pantalón que casualmente sustituía al viejo y remendado que usábamos a diario desde el año pasado, o algún libro que casualmente también habían pedido en la escuela, o un tirachinas hecho a mano por los propios Reyes Magos que no eran expertos viendo cómo estaba el susodicho tirachinas pero habían hecho lo que habían podido. Por estas infancias es un placer ver a todos los niños disfrutar de este día pero por otra parte me queda la sensación de que les estamos engañando.
Por cierto, esta mañana he encontrado en la chimenea de parte de los Reyes un estupendo pijama de invierno, calentito y transpirable, una delicia; casualmente han acertado un año más conmigo, no puedo estar más agradecido.
Feliz vuelta al mundo real y su cuesta de Enero.
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