Todo apunta a que intermediarios, empresarios y
especuladores se enriquecen con este negocio de un bien de primera necesidad,
mientras por otro lado el mundo laboral crea situaciones de semiesclavitud o
mera supervivencia sin posibilidad de tener los ingresos necesarios para el
acceso a una vivienda mejor que la de tus padres.
Sin entrar en más detalles del origen del problema que para
ello ya disponemos de millones de expertos, entro directamente en la solución.
Se llama Cooperativa.
Ni el nombre ni el invento son nuevos y mucho me extraña que con la actual coyuntura socio-económica no sea más frecuente su existencia. Una
cooperativa de viviendas es la unión de ciudadanos con una misma necesidad y un
mismo objetivo, poseer una casa donde poder formar una familia y llevar una vida
digna. Los socios son los promotores de su construcción.
Es muy sencillo y eficaz a la vez.
Una vez juntados todos los interesados se forma la sociedad,
evidentemente sin ánimo de lucro, con la que ya pueden actuar legalmente. Con las facilidades que tenemos para crear
empresas este paso es sencillo y barato, según nuestros gobernantes.
Hay que buscar el terreno donde queramos construir, comprarlo,
y ya podemos empezar a edificar nuestra casa.
Como es una sociedad democrática y transparente cada socio aportará sus
ideas al grupo hasta llegar a acuerdos consensuados.
Los trámites legales con el ayuntamiento, la Comunidad, la
CHE, gestión aeroportuaria y demás, son muy sencillos y baratos siempre
pensados en facilitar los trámites; proyectos, licencias, permisos,
comunicaciones y normativas a seguir de todo tipo también son muy concretas y
fáciles de hacer.
Una vez resuelto el papeleo, y pagado todos los impuestos,
tasas, cánones y cedida la parte de suelo correspondiente al ayuntamiento toca
la contratación de los distintos gremios de encofradores, caravisteros,
escayolistas, fontaneros, electricistas, pintores, carpinteros, etc etc. Somos
modernos, no vamos a pagar salario de convenio, siempre salarios dignos,
trabajar 30 ó 35 horas a la semana, horas extras prohibidas y posibilidad de horarios
de conciliación, porque trabajar menos horas siempre es más productivo.
En cuanto a materiales, todo nacional y de calidad, nada
importado de China o similares. Dado que no hay intermediarios por el mismo
precio podemos mejorar las calidades.
Una vez acabada la obra se hacen los últimos trámites de
legalización de las instalaciones, células de habitabilidad, garantías y
escrituras particulares.
De esta forma tendremos nuestra vivienda a precio de coste y
hemos evitado las indecentes ganancias de promotores e intermediarios.
Ser promotor de tu vivienda, un plan sin fisuras.