Yo he visto crear La Rioja.
Nací en la provincia de Logroño, Castilla la Vieja. Tras la muerte del dictador y la posterior
Perestroika Española nos convertimos, caminando siempre en segunda velocidad, en
la Comunidad Autónoma de La Rioja.
Asistí a nuestro particular referéndum de autodeterminación, en el que
no quisimos ser ni vascos, ni navarros ni castellanos; optamos por la independencia
total y nos constituimos como pequeña autonomía uniprovincial. Tuvimos que inventarnos una bandera, un día para
celebrar y recuperamos a duras penas como símbolo de identidad nuestras viejas danzas
y jotas.
Los jóvenes de aquella época nos emborrachamos de libertad,
salimos del oscurantismo de una dictadura y en cuatro días seríamos una
autonomía libre, independiente, con capacidad de decisión y de autogestión de
los recursos, con el paraguas de un país que velaría por la igualdad de
oportunidades entre todos sus ciudadanos, ¡Dios mío qué placer! Nadie que no haya
vivido una dictadura puede imaginarse lo que se siente cuando ves la luz al
final de ese túnel; todo sería poco para conseguir el tan ansiado fin.
Hoy nos presentamos en este 9 de Junio de 2024, día de La
Rioja, 40 años después, para recapacitar dónde estábamos, dónde estamos y hacia
dónde nos dirigimos.
Tras todo lo visto y vivido en La Rioja en todo este tiempo me
queda la sensación de un “coitus interruptus”, el asunto pintaba muy bien, pero
esto no es lo que habíamos pensado que sería, sobre el papel tenemos altas
cotas de autogestión, pero la realidad nos demuestra con hechos que somos
dependientes de los caprichos de Madrid.
Por estas tierras somos rojos o azules, y tanto unos como otros están a
las órdenes de los líderes de sus partidos.
Como anécdota, nuestro Presidente del PP fue elegido a dedo candidato desde
Madrid sin ninguna consulta en La Rioja y con los fervorosos aplausos de todos
sus afiliados. En el Psoe es lo mismo,
cada candidato debe tener el beneplácito del líder nacional y jurarle
obediencia absoluta.
Resultado, somos una minicomunidad sin ningún peso
específico en ningún sitio y los representantes (Diputados y Senadores) que mandamos
a Madrid están a las órdenes de alguien que le importa La Rioja lo mismo que a
mí el clima en la isla de Tepoto, nunca jamás votaron en contra de su partido
pero sí en contra de los intereses de su Rioja natal. Con sus votos han conseguido efecto frontera
con nuestros vecinos, que tengamos déficit de infraestructuras y que nuestras
oportunidades no sean las mismas que si hubiésemos nacido en otros territorios
que han favorecido más.
Por todo ello, tal vez el 9 de Junio no debiera ser tanto un
día de fiesta o de vacaciones en la playa, sino un día de reivindicación, de poner blanco sobre negro de
dónde estamos y hacia dónde queremos caminar; de quejarse en la calle, de decir
bien alto que somos pequeños pero no tontos, que preferimos ser cabeza de ratón
que cola de león. Si la tan ansiada
Autonomía la hemos convertido en una sucursal del poder de la capital del Reino,
hemos avanzado tanto como nada. El centro de decisión de La Rioja debe estar en
La Rioja, no en Madrid.
Llevamos 40 años en el día de la marmota, rompamos el
círculo. Como cantaban Carmen, Jesús e
Iñaki “La Rioja existe pero no es” sigue
estando igual de vigente ahora.
Feliz día de La Rioja.
SENIOR RIOJANO
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