domingo, 21 de mayo de 2023

¿Qué mueve al político?

 

Bajar del pueblo con hambre en el más amplio sentido de la palabra te hace espabilar rápido porque sabes que esa es la primera y última oportunidad que vas a tener de salir de un entorno poco favorable al progreso.

Los estudios que más me han servido en la vida fue el doble grado en sociología y psicología que realicé tras la barra de un bar mientras me graduaba en lo Universidad. Si quería estudiar tenía que trabajar en algo que se pudiese hacer en días de fiesta o en horarios nocturnos, y al igual que los ginecólogos que trabajan donde los demás disfrutan opté por la hostelería. El maravilloso mundo de la noche, su fauna y sus reglas.

A todos nos mueve algo, nunca nada se hace al azar, todo está condicionado por el objetivo consciente o inconsciente que todos tenemos; si sabes qué mueve a una persona te estás adelantando a sus acciones, se acaba de volver previsible, que no está mal, todos somos previsibles para quien nos conoce.  Nuestra familia y parejas saben perfectamente qué vamos a hacer en cada situación que se nos presente.

El juego apasionante de la vida es saber cómo se va a comportar un desconocido, algo que no se enseña en ninguna Universidad o Campus, que tienes que aprender por ti mismo al igual que aprendió el torero a ver dónde está el riesgo en un toro con sólo verle salir del corral, a un ojeador de fútbol con ver a un chaval, a Guardiola a leer los partidos en 2 minutos, o al camarero con verte entrar por la puerta.  Evidentemente nada es infalible, Paquirri se equivocó con Avispado, y Guardiola en aquella final; accidentes del oficio.

Generalmente con mis colegas de trabajo, me vanaglorio de conocer a las personas “por los andares”, en cualquier entrevista o reunión, a los pocos minutos todo se vuelve previsible; ya se sabe si va a firmar o no, si sólo quiere molestar, si va a inventarse pegas para no pagar, si no paga porque no quiere o porque realmente no puede, si habrá nuevos contratos, si nos va a demandar, si quiere ganar tiempo, si quiere una rebaja; y todo esto se sabe en los preliminares, en ese café distendido antes de empezar a hablar de las cosas serias.

Estamos en campaña electoral, inevitable como ir al dentista hay que pasar por ello, y por eso siguiendo con lo expresado anteriormente quiero compartir mi frustración con la clase política o tal vez conmigo mismo; soy incapaz de saber qué les mueve y por lo tanto de prever sus acciones, es como entrar con una cabra al supermercado, todo imprevisible y poco bueno.

Tontos ya no quedan ni en los pueblos, la clase política evidentemente no lo es ni mucho menos, pero me descolocan por completo, no les sigo el ritmo.  No soy capaz de prever qué van a hacer y lo peor de todo, el porqué lo van a hacer.  Los conozco de todos los colores, y por más que me esfuerzo en escuchar, conversar con ellos, ver su entorno, preguntarles, pensar, deducir; pues me despistan, sus principios cambian constantemente, aceptan la dictadura interna, aplican la omertá, se rodean de amigos fanáticos inútiles, pasan de la adoración al odio del líder con suma facilidad, cortan cabezas inocentes, tienen justificación para todo, son como las gallinetas en el río, se sumergen en el agua turbia y aparecen donde menos te lo esperas.  Todos están para lo mismo, para mejorar la sociedad, para servirnos, para trabajar sin descanso por nosotros, pero no conozco a ninguno que pertenezca a ONG’s o Cáritas o Cocina Económica que trabajen gratis, que tenga un currículum de servicio público.

No quiero pensar que son simples mercenarios que están por dinero.

SENIOR RIOJANO

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