En el último par de años he vuelto a contactar con viejos
amigos, conocidos y compañeros del colegio, o del servicio militar o camaradas
de juergas que hacía la friolera de 30 ó 40 años que no compartíamos un
rato. Las redes sociales con virtudes y
defectos tienen la ventaja de poder contactar prácticamente con casi todo el
mundo.
Alegría inmensa la sentida al ver a mis amigos de infancia,
tras mirarnos a los ojos y reírnos de las calvicies y barrigas que portamos es
como si no hubiese pasado el tiempo, todo fluye como lo hacía entonces, no
existen silencios incómodos; desde el primer momento te das cuenta que sólo
hemos cambiado por fuera, en el aspecto físico, por dentro seguimos siendo y
nos seguimos comportando exactamente como lo hacíamos.
El listo sigue siendo listo, el que se hartaba de cubatas lo
sigue haciendo, el facha sigue siendo facha, el gay era y es, el conquistador
igual; y lo mejor es que charlamos y opinamos sin careta, sin temor a ser
juzgados y admitidos pues esa fase ya la pasamos hace muchos años y si estamos
juntos es porque nos queremos y respetamos con nuestras diferencias, da igual
el dinero, las amantes, o los éxitos cosechados, nos queremos por lo que fuimos
y lo que somos muy por encima de lo que poseamos.
Dada la edad todos somos hijos de la dictadura, crecimos en
una sociedad religiosa, falangista, taurina, madridista, coplera, xenófoba,
machista, racista y asexual. Podías pensar o sentir de otra manera pero mucho
ojo con hacerlo público, opinar en contra de la línea del Régimen te podía
costar algún que otro disgusto. Nos
acostumbramos a vivir públicamente así y escondernos para discrepar o hacer lo
que no se debía hacer.
Siglo XXI, lo políticamente correcto se ha apoderado de la
calle, ahora somos ateos, liberales moderados de centro, antitaurinos, cinéfilos,
igualitarios de género, adaptados al lenguaje no sexista, con perrito, veganos,
multiparejas, integristas, independentistas, hablamos dialectos y todo lo
decidimos votando, se respeta a la mayoría si la mayoría piensa como yo.
La dictadura reprimió por la fuerza y ahora nos reprime la
propia libertad, la libertad que permite que cualquier opinión discordante con
el pensamiento de otro grupo pueda lincharte públicamente en redes sociales, en
la calle, en el colegio, en el trabajo o en un bar. Es difícil, sino imposible, hacer un chiste
sin ofender a alguien, tenemos tantos complejos que algún colectivo siempre se
da por dolido y pone el grito en el cielo.
Haced la prueba, colgad en vuestro muro cualquier
opinión política, o taurina o futbolística o que huela a desigualdad de género.
El hecho es que las opiniones razonadas sobre cualquier
asunto pocas veces se hacen públicas por temor a no ser aprobados públicamente. Mendigamos likes, decimos aceptar cualquier
creencia con tal de ser integrados dentro de la manada de borregos, de la
manada que más grita y apalea a los que no piensan como ellos. Al igual que en la dictadura la censura nos
aprobaba las actitudes, actualmente lo políticamente correcto invade nuestra
vida social. Tememos expresar verdaderas
opiniones por no ponernos en el punto de mira de los que se entretienen
linchando opiniones resumidas en menos de 140 caracteres, incapaces de razonar
textos un poco más largos.
La realidad es bien distinta, todos somos muy correctos,
pero la violencia machista no acaba, ni el bulling, no acogemos refugiados, no
tenemos yernos de otro color, Sálvame de T5 sigue siendo el canal más visto, la
mujer gana menos dinero por ser mujer, se siguen editando vídeos porno, sigue
la droga, la multipareja es bonito con la mujer de otro (no con la mía), el PP
sigue ganando, tenemos feria de Abril y San Isidro, no desaparece la
corrupción, y lo de ser gay queda muy bien para presentador en TV, la vida en
la calle sigue siendo muy dura para ell@s.
Como decía al comienzo del post, mis amigos de infancia sólo
han cambiado por fuera pues seguimos siendo los mismos; también la sociedad
sólo ha cambiado por fuera, con dictadura o con libertad seguimos siendo los
mismos falsos ruines que mendigamos la aprobación social.
Senior Riojano
No hay comentarios:
Publicar un comentario