Desde mi ventana observo al
mendigo que cada día está en el acceso de la galería comercial. Nochebuena, hace frío pero la necesidad le
obliga a estar allí rogando una limosna. Hombres y mujeres felices, la Navidad ensancha los corazones, tras las compras al salir le obsequian con sonrisas, deseos de bienestar, bonitas
palabras, algunos alimentos y pequeños juguetes; incluso le han regalado un
gorro usado del disfraz de Papá Noel.
Él corresponde con leves
inclinaciones de cabeza repitiendo "gracias, feliz navidad" hasta la saciedad sabiendo que mañana volverá
a ser transparente para todos ellos.
Este es el Cuento de la Navidad.
Senior Riojano
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